La central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, la más grande de Ecuador, sigue demostrando su importancia estratégica para el sistema eléctrico nacional. Desde su inauguración en 2016, ha mantenido un desempeño destacado, tanto en épocas de lluvia como en períodos de estiaje, consolidándose como un activo clave para garantizar el suministro de energía en el país.
Aporte constante en momentos críticos
En el primer trimestre de 2022, a pesar de los bajos caudales en las cuencas orientales, Coca Codo Sinclair aportó en promedio el 34% del consumo eléctrico nacional. Su rol fue aún más relevante durante la crisis energética de 2023, cuando operó a plena capacidad y su producción constante ayudó a evitar apagones más prolongados, demostrando su valor estratégico.
Incluso en los meses más difíciles, como octubre y noviembre de 2024, cuando una sequía severa redujo su producción, la central nunca dejó de generar energía. Su operación continua permitió sostener el sistema eléctrico, reducir los cortes de energía y facilitar la recuperación gradual del embalse de Mazar.
Desempeño reciente y liderazgo en generación
En febrero de 2025, la generación hidroeléctrica en Ecuador cubrió hasta el 90% de la demanda nacional. Según datos del Operador Nacional de Electricidad (Cenace), el 26 de febrero, Coca Codo Sinclair aportó el 29% de la energía hidráulica producida en el país, equivalente a 25.535 MW, consolidándose como la mayor contribuyente a la matriz energética.
Récords históricos y resiliencia
A lo largo de su operación, Coca Codo Sinclair ha establecido récords de generación que reflejan su capacidad y confiabilidad:
- En 2022, generó 6.828 GWh, representando entre el 25% y el 30% de la energía producida en el país.
- En 2023, alcanzó un récord histórico con 8.032 GWh.
- En 2024, a pesar del fuerte estiaje, logró generar 7.136 GWh, demostrando su resiliencia y capacidad operativa en condiciones adversas.
Coca Codo Sinclair se ha convertido en un pilar fundamental para la matriz energética ecuatoriana. Su capacidad para operar de manera constante, incluso en situaciones climáticas extremas, refuerza su papel como activo estratégico para el desarrollo y la estabilidad energética del país. Su aporte no solo evita crisis eléctricas, sino que también impulsa el crecimiento sostenible de Ecuador.