La central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, la más importante del país, retomó sus operaciones de manera progresiva este 5 de julio, luego de permanecer cuatro días fuera de servicio debido a las fuertes lluvias registradas en la región amazónica ecuatoriana. La suspensión temporal respondió a la acumulación excesiva de sedimentos en el río Coca, lo que afectó la calidad del agua y representaba un riesgo para la integridad de las turbinas y otras estructuras de la central.
Además de Coca Codo Sinclair, otras siete centrales hidroeléctricas también se vieron obligadas a paralizar sus actividades. La decisión la tomó la Corporación Electrica del Ecuador (Celec EP), como medida preventiva ante la creciente turbidez del agua provocada por el arrastre de materiales sólidos.
La ministra de Energía y Minas, Inés Manzano, confirmó el reinicio de operaciones mediante su cuenta oficial de X, donde señaló que “Coca Codo Sinclair, la principal central hidroeléctrica del país, está operacionalmente bien”.
Manzano destacó que el suministro eléctrico está garantizado y no se prevén cortes de energía a escala nacional. Esto, gracias a una serie de acciones implementadas por el gobierno, entre las que mencionó la recuperación de 409 megavatios (MW) en la capacidad instalada, el mantenimiento permanente de las líneas de transmisión, y una planificación energética que actualmente permite equilibrar la generación y la demanda en el sistema nacional interconectado.
La ministra también anunció que en agosto de 2025 comenzará el proceso para la compra de energía a Colombia, una medida estratégica destinada a reforzar la seguridad energética del país, especialmente durante las épocas de menor producción hidroeléctrica. Asimismo, recalcó que se mantiene una política de cuidado y mantenimiento tanto de la infraestructura hidroeléctrica como de las plantas térmicas, como parte del plan integral para asegurar el abastecimiento energético.
La hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, construida por la empresa china Sinohydro, aporta alrededor del 30% de la energía que consume el país. Su operación es vital para el sistema eléctrico ecuatoriano, por lo que cualquier interrupción tiene un impacto significativo en la red de distribución nacional.